Cómo manejar conflictos en el ámbito laboral y personal.
Según Heráclito “el conflicto es el padre de todas las cosas, el rey de todas las cosas, a uno ha hecho dioses y a otros hombres; a uno los ha hecho esclavos y a otros libres”.
La verdad es que los seres humanos
vivimos en un constante conflicto desde que nacemos, ya que inmediatamente
tenemos raciocinio, entramos en diferencias y cuestionamientos internos y
externos, tales como: ¿por qué somos negros, o blancos? gorditos o flaquitos,
pobres o ricos, malos o buenos, benditos o malditos, entre otros dilemas, es
decir que está en nuestra naturaleza y es inevitable sacarlos de nuestras vidas.
Los conflictos pueden verse desde dos
ámbitos, desde el ámbito negativo y desde el ámbito positivo, el primero puede
darse cuando entramos en contradicciones con otras personas, y los choques de
intereses parecerían ser incompatibles. Visto desde ese punto podemos interpretarlo
como negativo, pero está en nosotros saber si deseamos verlo como un punto de
partida para iniciar grandes cambios y mejoras, y verlos desde el ámbito
positivo.
En la adultez, cuando entramos al
ámbito laboral es cuando más empiezan a notarse los conflictos, y sus causas
pueden ser; por las diferencias de metas u objetivos, por la falta de
comunicación, o simplemente porque no estamos de acuerdo con las ideas de los
compañeros o viceversa.
Conflictos por metas u objetivos: si
los departamentos o grupos de individuos que integran la organización trabajan
por metas u objetivos diferentes, se produce un conflicto disfuncional, por tal
razón es de suma importancia fijar metas comunes, donde se formen equipos de
trabajo que se apoyen entre sí, que la visión de uno sea la visión de todos.
En cuanto al conflicto por
comunicación, este es uno de los más comunes, ya sea por el uso de palabras
descompuestas, un lenguaje poco familiar, poco afable, y los malos entendidos,
son los que podemos asegurar que conducirán a un conflicto por comunicación.
Los conflictos en el ámbito personal
se dan más por la incompatibilidad entre las metas personales, o los valores
sociales de nuestro entorno, del mismo modo que ciertas características de la
personalidad como el autoritarismo, la dependencia, y los cambios que traen la
vida adulta, ya sea porque en vez de continuar con nuestra individualidad, pues
decidimos juntar nuestras vidas con otra persona que apenas conocemos, y que en
alguno de los casos vamos a dedicar más de la mitad de nuestras vidas al lado
de esta persona, de ahí continúan los conflictos, cuando la familia decide
agrandarse, y si el matrimonio no tiene buena comunicación el conflicto se hace
mayor por no llegar a un punto medio entre las partes.
Recomendación: Evitar los problemas
por lo común no hacen que desaparezcan, sino que lo va empeorando, y cuanto más
el tiempo pasa, mas difícil resultara resolver los conflictos, por tal razón lo
más recomendable es enfrentarlo, y buscar una persona que sirva como mediador o
árbitro, para que sea este quien determine los puntos a tratar. Y por nuestra
parte, debemos estar abiertos a negociar, para que la solución se dispense de
manera natural.
Mediador: este debe ser neutral, para
que pueda ayudar a resolver el conflicto.
Arbitro: aparte de que debe ser
neutral, debe tener la capacidad para tomar una decisión a la que hay que
ceñirse para resolver el conflicto en cuestión.
Es difícil separar un conflicto
laboral del ámbito personal, ya que en el trabajo es donde pasamos la mayor
parte de nuestras horas.
En conclusión se puede decir que la
vida misma está llena de conflictos, y está en nosotros saber si queremos
presentarlos de manera negativas, dolorosas, o traumática, o simplemente nos
decidimos a vivir con los conflictos, adaptarnos y ajustarnos para que el
proceso ocurra de una manera más suave e impacte o genere un final positivo.
Original de: Ángel Laucer Ortiz.
http://angellaucer-facilitadorprofesional.blogspot.com/2015/04/existen-grandes-diferencias-entre.html
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